Con el corazón lleno de emoción y los ojos atentos a la pantalla, toda nuestra comunidad —alumnos, profesores y colaboradores— se reunió en el gimnasio, expectantes y emocionados, esperando el momento en que el nuevo Papa saliera al balcón de la Basílica de San Pedro. La emoción creció con cada segundo, hasta que finalmente, los aplausos sonaron fuerte y los globos amarillos y blancos llenaron el lugar, dando aun más fuerza a este instante tan especial para todos.
Hoy, como comunidad Everest, sentimos el pulso de la Iglesia universal y renovamos nuestro compromiso cristiano con esperanza y alegría.
Recemos juntos por el Papa León XIV y abramos el corazón a este nuevo tiempo de gracia.
